Aveces pienso que cada segmento de mi vida se lo podría relacionar con una película, de esas que alguna vez me impactaron.
Últimamente vivo en los detalles, en esos detalles que te hacen feliz, como “Amelie” a quien le produce placer esas minimas cosas de la vida de uno, y observa todo con un ojo tan especial y tan poco comprendido, también están esas escenas románticas que fantaseo tales como las películas de Roberto Begnini que te dejan suspirando con sus locuras y esos finales con ese toque como sólo él lo expresa.
Cuando estoy con él, con ese chico, siempre pienso en una de las mejores frases cinematograficas que escuché “…estoy esperando la casualidad de mi vida, y mirá!...que las he tenido todas…”, como Medem plasmó en “Los amantes del circulo polar”.
En compañía de mi madre, bajo el techo de esa extraña casa llena de visitantes extranjeros y extraños, siempre nos adherimos a esas locas e irregulares historias de Pedro Almodóvar, con todas esas mujeres tan exquisitas y esos hombre bien delirados.
Alto! Que no todo es locura y amor en mi vida...(aunque no se note) También se me viene ala cabeza escenas de “Ciudad de Dios”, son esas noches de histeria y rabia en las que solo una camara y un cigarro me calman.
Pero los finales felices, o abiertamente felices siempre me gustaron, que todo culmine en el detalle; y que mayor placer que ese …”un licorcito?” como sedujo Elsa a Fred. Y ahora si me voy cantando al ritmo de Joan Manuel… “son aquellas pequeñas cosas…”
Ayelén Salerno.-
1 comentario:
sí, hay algo de cinematográfico en todo (sobre todo en el enfoque, ¿no?).
O es uno que se encuadra.
De todos modos, muy interesante.
¡Saludos!
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